36 de cada 100 mujeres no cuentan con seguridad social
BRECHAS, DESIGUALDAD Y CARENCIAS
Pese a la la sobrecarga de trabajo para las mujeres, quienes destinan tanto al trabajo del hogar no remunerado, como al empleo remunerado 1.3 veces mayor que los hombres, 76 de cada 100 mujeres ocupadas en pobreza no han tenido seguridad social en sus distintos trabajos, mientras fuera de pobreza, 36 de cada 100 no han tenido seguridad social.
Ainer González / Divulgar
En Chiapas, como en el resto del país, 36 de cada 100 mujeres ocupadas nunca han tenido seguridad social en sus distintos trabajos, revela el informe “Sistema de Indicadores sobre Pobreza y Género (SIPyG)” del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El análisis del organismo público revela que en México, 27 de cada 100 hombres ocupados no han tenido seguridad social, mientras que en las mujeres, este se ubicó en aproximadamente 36 de cada 100.
Dentro de este contexto, el Consejo señala que las jornadas de empleo son menores en mujeres que en hombres, aunque que las del trabajo no remunerado en el hogar son mayores, en donde las mujeres accedieron a empleos remunerados de 36 horas a la semana, mientras que los hombres a empleos de 45 horas.
Por el contrario, expone que la jornada semanal del trabajo del hogar no remunerado fue más extensa en las mujeres, con un promedio de 32 horas, mientras que en los hombres se redujo a menos de la mitad, es decir, 14 horas.
“La masa total de horas en el trabajo del hogar no remunerado fue en torno a 3 veces mayor en las mujeres que en los hombres para 2022, mientras que la masa total de horas de las mujeres en el empleo remunerado registró alrededor de 60 por ciento en comparación con la de los hombres”, resalta.
Dentro de este tema, el Coneval destaca que el trabajo del hogar no remunerado se ha intensificado en contextos de pobreza para ellas (+5 horas) pero no para los hombres, y a su vez el empleo remunerado se redujo el doble (-8 horas) en las mujeres con respecto a los hombres. Por tanto, menciona que la división sexual del trabajo constituye un factor estructural que diferencia cómo las mujeres enfrentan y sobrepasan situaciones de pobreza con respecto de los hombres.
Foto: Ana Liz Leyte |
Con respecto a la brecha en la participación económica, subraya que esta se situó alrededor de 26 puntos porcentuales entre hombres y mujeres, observándose en la brecha salarial de género, que se agrava aún más en contextos de pobreza en donde las mujeres perciben aproximadamente 25 pesos menos por hora respecto a los hombres.
En cuanto a la duración de la jornada laboral, se expone que en entornos de pobreza, aproximadamente la mitad de las mujeres ocupadas trabajan en jornadas reducidas —de 34 horas o menos —, cifra que se reduce a un tercio cuando no están en situación de pobreza; que en cambio, en el caso de los hombres, la proporción fue de aproximadamente 2 de cada 10 en condiciones de pobreza y 1 de cada 10 fuera de esta.
En términos de origen de ingresos, el Coneval resalta que aproximadamente el 97 por ciento de los ingresos de los hombres, en situación de no pobreza, provino de fuentes directas o relativamente estables, mientras que en los que se encuentran en situación de pobreza reportaron el 93 por ciento. Por otro lado, añade que para las mujeres esta proporción disminuyó significativamente, llegando a alrededor de 90 por ciento fuera de la pobreza y a 70 por ciento dentro de ésta.
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