Así se imagina la IA los humanos de 3025

 


ChatGPT nos da sus ocho "razones" científicas: cómo seremos en un mundo hiperconectado

Eugenio M. Fernández Aguilar / Muy Interesante Digital

Imaginemos por un momento cómo será el rostro humano dentro de mil años. No se trata de un ejercicio de ciencia ficción sin base, sino de una proyección fundamentada en tendencias científicas reales: la evolución biológica influida por la tecnología, los cambios ambientales y los hábitos de vida actuales. O esto es lo que nos dice ChatGPT. Con la ayuda de inteligencia artificial, hemos generado una serie de retratos hiperrealistas que representan cómo podrían verse las personas en el año 3025 si la evolución sigue el rumbo que hoy podemos entrever. Aunque no hay certezas, sí podemos hablar de posibilidades razonables según la ciencia.

Este rostro futuro —el que protagoniza la imagen— presenta una serie de características que, lejos de ser arbitrarias, están justificadas por estudios actuales de anatomía evolutiva, neurociencia, biotecnología y hábitos urbanos. A continuación, repasamos cada uno de los rasgos principales, explicando por qué podrían imponerse en las generaciones venideras.



Las ocho "razones" de ChatGPT

  • Cráneo más grande y frente más amplia

El uso intensivo de tecnología y la necesidad de gestionar grandes volúmenes de información abstracta podrían estimular un desarrollo mayor del cerebro, especialmente en las áreas dedicadas al procesamiento visual y cognitivo.2

  • Ojos más grandes y almendrados

En un entorno cada vez más dominado por pantallas y espacios cerrados, los ojos tenderían a crecer para captar mejor la luz. Esta adaptación también sería útil en ciudades con alta contaminación lumínica o en contextos laborales digitales.

  • Orejas más grandes y prominentes

Aunque no es un consenso absoluto, algunas teorías sugieren que unas orejas más grandes mejorarían la audición en entornos ruidosos. Además, podrían contribuir a una mejor regulación térmica, como ocurre en algunas especies animales.

  • Mandíbula y mentón más estrechos

Las dietas futuras, basadas en alimentos blandos, requerirían menos fuerza masticatoria. Esta tendencia ya se observa actualmente y podría llevar a una disminución de la musculatura mandibular y del tamaño de los dientes.

  • Piel uniforme y sin vello facial

La modificación genética y los tratamientos estéticos podrían estandarizar una piel más homogénea, resistente a la polución y sin vello visible. También sería una adaptación a la exposición constante a luz artificial y pantallas.

  • Cuello más largo y delgado

La postura prolongada frente a dispositivos y la necesidad de ventilación corporal en climas cálidos podrían alargar y estilizar el cuello, modificando sutilmente la estructura cervical.

  • Ausencia de arrugas faciales visibles

Gracias a la biotecnología y a tratamientos preventivos aplicados desde edades tempranas, las arrugas podrían reducirse drásticamente, especialmente entre quienes tengan acceso a avances en longevidad saludable.

  • Rostro neutro y expresión contenida

En una sociedad hiperconectada donde la comunicación emocional se ha trasladado a lo digital (emojis, avatares, filtros), las expresiones faciales podrían volverse más neutras, reduciendo la movilidad muscular del rostro.





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